Flotante: Instalación sensorial para bebes y niños pequeños

El camarín de las Musas : Flotante

Llegamos al lugar donde nos recibieron desde un cafe/restorant quienes parecían sus dueños,
que muy amablemente nos invitaron a pasar y esperar a “las chicas”, quienes al parecer nos
cobrarían las entradas según la reserva previamente gestionada por Internet.

El teatro se encuentra recién al fondo de aquel Café, casi respetando esos lugares secretos que
solemos encontrar en cada recoveco de esta ciudad porteña. Donde en lo que fue alguna vez,
una casona antigua ahora había un teatro, cuya galería ahora techada hace de antesala, nosotros
pasábamos hacia el fondo en donde, detrás de unas telas que hacían de portón , se encontraba
el escenario.

Nos ofrecieron quitarnos el calzado y dejar las pertenencias sobre las gradas, unas gradas que
quedan a tu espalda cuando entras al lugar. A lo que accedimos casi instantáneamente, ya que
solo ver el piso te nacían las ganas de recorrerlo descalzo. Todo el escenario que por cierto,
está a la misma altura que el piso del lugar, está cubierto de goma eva negra bien gruesa,
y es como caminar en una nube.

Nos invitaron a ir hacia el centro hacia el escenario, así que rápidamente y con una sonrisa
imborrable nos pusimos cómodos.

Ahí dormía entre globos que volaban estáticos, una dama, o niña, o lo que cada uno quiera ver en ella.

Cuando todas las familias y los bebés parecían ya apropiarse del lugar, y familiarizarse con las luces y sus sombras, ella despertó, y para alegría de todos, fue trayendo muy de a poco y con mucho carisma en cada propuesta, distintos objetos que volaban por los globos, todos en relación a los animales marinos.

Habían medusas, peces grandes y pequeños, un gran pulpo que atrajo la atención de todos, el que hizo nadar por todo rincón, mientras invitaba a nadar a todos los que boquiabiertos mirábamos asombrados.

Fuí con mi marido y mis dos nenes, Benjamín (4) Benicio (9m) y Hernán , que en ese momento tuvo
10 otra vez.

Yo en la eterna lucha por disfrutar o registrar las hermosas sonrisas que los tres me regalaban a cada
instante.

Cuando pensábamos que ya habíamos disfrutado todo, La Dama nos invitó a hacer volar una gran tela redonda con agujeros de los que podíamos estar por encima o por debajo, y entre las luces, los globos y la energía del lugar, en conjunto con la música que guiaba nuestros actos como hilos de marioneta, casi sin darnos cuenta, me vi acostada en el piso con mi bebé encima y mi otro niño cabeza a cabeza mirando cómo se alejaba y se acercaba la tela que ya para ese momento, era una especie de cielo marino que iba y venía. La sensación y felicidad,son inexplicables.

Al finalizar nos despedimos que aquella Dama casi con tristeza y ganas de un poquito mas, pero
entendimos que no nos iríamos nunca de un lugar así, las familias nos mirábamos todas, y nos
decíamos con los ojos que el disfrute fue colectivo y genuino. Habíamos entrado padres, madres
e hijos, y estábamos saliendo solo hijos, ya que todos fuimos niños otra vez y no queríamos dejar
de serlo.

Sin duda es un espectáculo que merece la pena vivir, nuevamente sentirse niño y lo importante
de disfrutar, como a través del juego las cosas, que muchas veces nos rodean cotidianamente,
se transforman en un hecho totalmente significativo y cargados de recuerdos que jamás nos
vamos a olvidar.  Es un momento en que realmente se alimenta el alma y revive el niño que
llevamos dentro regalándonos mucha energía para volver a encontrarlo en otros ámbitos, es
por eso que recomiendo a cada docente que cada tanto se de un mimo al alma como este,
para revivir al niño de su interior y llevarlo a la sala. No se lo pierdan!

les dejo un par de fotitos que saque!